Allí donde termina Montevideo, Santa Lucía marca el borde. Abajo, la vida sigue: pescadores, familias, aves, la calma del río. De niña, cruzarlo significaba el inicio de las vacaciones, o su final. Hoy, vuelvo cámara en mano a perderme en su calma. Cada tarde, el sol se posa igual —como si nada cambiara— regalando a todos el mismo ritual: cien años de atardeceres compartidos.
Fecha que fue tomada: 2024
Código de la propuesta: 263
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