Cuando la ciudad se detiene sin quererlo, cuando la inmortalizanos en una foto, pasan cosas. El Sol resignifica lo cotidiano, le da aliento a la rutina y le recuerda que ella también es bella. Acá, una calle cualquiera, con un transeúnte cualquiera, yendo a un trabajo cualquiera se transforma por unos minutos en un corredor de fuego, donde la soledad no pesa, sino que brilla como la luz. Esta imagen captura ese instante exacto en el que el día se despierta con poesía, y pasan cosas mientras el silencio, de a poco, deja de ser el protagonista por otro rato.
Fecha que fue tomada: 08/05/2025
Código de la propuesta: 283
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