Un día otoñal en Tristán Narvaja transforma la feria en un cuadro lleno de matices cálidos. Las hojas caídas, doradas por la luz suave, danzan al ritmo de un viento tranquilo, mientras los colores de los puestos se mezclan con el aire fresco. Cada rincón parece contar una historia, y el bullicio se convierte en un murmullo de memorias. El espectador no solo observa, sino que se transporta a ese instante: el crujir de las hojas, el olor a tierra húmeda, y la sensación de que el tiempo se detiene en un lugar donde la nostalgia y la vitalidad coexisten en perfecta armonía.
Fecha que fue tomada: 27/4/25
Código de la propuesta: 81
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